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Luna de Santa Ana

Esta noche, desde mi azotea se ve la luna enorme en un cielo negro, cerrado, brillando con mucha fuerza, a pesar de que un poco de tierra del desierto le suaviza las lindes, ¿será el reflejo de tanta luz?
Estoy sola y la miro y me quiere atraer, y por momentos olvido que no está viva, que no tengo que temerle, pero mete miedo, tan grande sobre mi cabeza.
Si la miro a través del objetivo de mi cámara se mueven sus facciones y me gruñe, me retiro del visor y se aleja.
Tan brillante en el cielo, sofocando destellos adversarios, tan clara mi azotea a media noche, que tengo que asomarme para contemplar las matas del jardín, se ven las flores y las hojas del drago, las ramas de los árboles sobre la tierra: las sombras que va dejando la luna. Demasiadas.

Comentarios

  1. ¡Qué bonita noche de luna llena,amiga! Yo también pasé la noche de Santiago mirando La Luna...y hasta se me antojó que llevaba antifaz. No sé ante quién pretendía pasar desapercibida....imposible, emitiendo tanta luz como lo hace. Besos de lunática

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El arco iris en mi baño Cada diciembre durante unos días luce el arco iris en mi baño. Hay que acecharlo. Llega desde el fondo del pasillo; entra por una hendijita de la puerta del jardín hasta la pared,   y avanza despacito hasta perderse en la esquina, de abajo a arriba, desde el oeste al oriente, al revés -ya sabemos por qué-, pero pinta el frío de colorines, y me da por pensar que trae la esperanza, con el calor de la luz, y entonces sé que un día escampará.
  No quiero. No sé. No me sale.⁣ ⁣ Allí las dos, como dos pollabobas sentadas en nuestras sillitas, frente a mamá. Dos agujas cada una; la de la derecha al aire, la de la izquierda sujeta bajo el sobaco.⁣ Venga, mira tu hermana, qué bien lo hace.⁣ ⁣ La miro y me asombra su destreza. Bailan codos y muñecas danzas de vientre ensartando hilos con choques de metal: tic-tac, tic-tac, crece la bufanda. Decrece su madeja, aumenta el abriguito de su muñeca; merma la lana y su rojo me pinta los cachetes. Anímate. Ya verás que divertido es. ¡Que no!, ¡que no me sale!, la miro otra vez. El patuco casi está.⁣ ⁣ Quiero cabalgar. Enganchar sortijas con mi lanza. Embestir con ella al caballero negro y derribarlo. Dirijo al galope mi montura hacia él; golpeo su pecho con mi lanza y cae de su silla. Ríndete, bellaco.⁣ ⁣ Levanto el yelmo para descubrir sus facciones y de debajo de la cesta de los hilos surge, enfurecida, la cara de mi madre.⁣ ⁣ Acabo de liberar a la princesa de las garras del malvado.⁣