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De perros y personas

Hoy, obsrvando a mi perro, he comprendido, por fin, el significado de las referencias. Si le cambio un objeto de sitio, se machaca. Si lo cojo en brazos y lo dejo en cualquier otro lugar, se paraliza; no se mueve porque no sabe dónde está. Sus puntos cardinales son la cuna, el bebedero, el plato y las puertas de salida de la casa. En el jardín, si muevo una maceta, se pierde y se pone a dar vueltas buscando el principio del camino de regreso, un espacio familiar para poder situarse.
Mi perro se desplaza contando pasos y escalones, olfateando obstáculos y esquinas guíado por su magnífica brújula. Yo no he perdido, aún, los sentidos de la vista y del oído como mi mascota, y, sin embargo, me perdí hace tiempo, desorientada mi brújula interna -que la tengo, como él- y el paisaje se me desdibuja, y me golpeo, y no puedo regresar a casa, tanto tiempo añorada. He de reactivarla, o arrancarla de las manos ajenas donde la deposité algún día...

Comentarios

  1. Confía en tu brújula, amiga, que tiene cuerda para rato. Ah, pero mira bien dónde las dejas y en qué manos, que ya sabes que mejor mano que la tuya ninguna. Besos

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El arco iris en mi baño Cada diciembre durante unos días luce el arco iris en mi baño. Hay que acecharlo. Llega desde el fondo del pasillo; entra por una hendijita de la puerta del jardín hasta la pared,   y avanza despacito hasta perderse en la esquina, de abajo a arriba, desde el oeste al oriente, al revés -ya sabemos por qué-, pero pinta el frío de colorines, y me da por pensar que trae la esperanza, con el calor de la luz, y entonces sé que un día escampará.
  No quiero. No sé. No me sale.⁣ ⁣ Allí las dos, como dos pollabobas sentadas en nuestras sillitas, frente a mamá. Dos agujas cada una; la de la derecha al aire, la de la izquierda sujeta bajo el sobaco.⁣ Venga, mira tu hermana, qué bien lo hace.⁣ ⁣ La miro y me asombra su destreza. Bailan codos y muñecas danzas de vientre ensartando hilos con choques de metal: tic-tac, tic-tac, crece la bufanda. Decrece su madeja, aumenta el abriguito de su muñeca; merma la lana y su rojo me pinta los cachetes. Anímate. Ya verás que divertido es. ¡Que no!, ¡que no me sale!, la miro otra vez. El patuco casi está.⁣ ⁣ Quiero cabalgar. Enganchar sortijas con mi lanza. Embestir con ella al caballero negro y derribarlo. Dirijo al galope mi montura hacia él; golpeo su pecho con mi lanza y cae de su silla. Ríndete, bellaco.⁣ ⁣ Levanto el yelmo para descubrir sus facciones y de debajo de la cesta de los hilos surge, enfurecida, la cara de mi madre.⁣ ⁣ Acabo de liberar a la princesa de las garras del malvado.⁣