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La parada de la guagua era una verbena. Risas y fiestas. Piropos a las muchachas que pasaban y⁣ saludos grotescos, groserías a los conductores que osaban amonestarnos.⁣

Brillantes cabezas de domingo talladas en surcos de espuma. Fijado el pelo. Sueltas las lenguas. Y el aroma dulzón de las vírgenes entre las piernas.⁣

Dulces domingos de tabaco y celuloide, novias y cotufas.⁣

Largos domingos de tracas de pajas apuradas.⁣

Subió el tercero. Delante de mi. Y vi cómo de repente se le contrajo la espalda. Se irguió y selló los labios.⁣

Metió el bono en la ranura y se sentó.⁣

Se le fueron los ojos al agua y apretó la dignidad entre los dientes, ausente de la algarabía del asiento trasero.⁣

Bajó la guardia en el descanso cuando le estalló el último mixto a Pedro en la cara.⁣

¿Qué coño le pasa a éste?⁣

¿No te acuerdas del hijoputa de su viejo? Conducía la guagua.⁣

𝘔𝘢𝘳í𝘢 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦́𝘳𝘳𝘦𝘻⁣⁣⁣

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