El aroma de las hojas verdes que bucean como algas en el vientre de metal almibarado disuelve las penas enquistadas, los dolores antiguos, transportando a los viejos a la calidez del desierto. El anciano llena los vasitos de té espumoso, los vacía en la tetera y sirve de nuevo. Tres veces más oscuro, tres veces más dulce. En el rito del exilio los mártires de la tierra y la dignidad perdidas vuelven a su jaima por el sendero arenoso de la luna, ahuyentando las maguas y los muros vergonzosos salpicados de cadáveres. 𝘔𝘢𝘳í𝘢 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦́𝘳𝘳𝘦𝘻
Blog de María Gutiérrez (escritora)